El elenco está integrado por Lalo Bonacalza, Ruly Defrancesco, Jorge Sharry, Laura Fontana, Beba Bienzobas, Andrea Luna y Walter Sacchero, quedando la asistencia de dirección a cargo de Luciano Conti. El estreno está previsto para el sábado 20, a las 21.00 en la cómoda sala del GAE en Guido y Siria y seguirán las funciones el domingo siguiente (21), a las 19.30 y los sábados 27 de agosto y 3 de setiembre, a las 21.00, así como los domingos 28 y 4 del mes siguiente, a las 19.30, pasando luego a la sala de Habemus Theatrum los días 9, 10 y 11 del mes de la primavera
Estrenada durante la última dictadura militar en la Argentina, “La Nona” es un símbolo de ese gobierno de facto, genocida y represor. Es el símbolo de la Muerte, de la maquinaria de destrucción montada por la dictadura. Al menos así la han visto muchos analistas, aunque su autor guarda silencio sobre el tema y prefiere que cada uno la interprete a su manera
Cossa se vale de La Nona, además, para realizar una crítica al régimen capitalista, posible de ser interpretada como una crítica a la realidad argentina en general. Cossa retoma la imagen de la familia, en este caso de origen inmigrante. Pero esta familia está lejos de la construcción idílica de una micro-sociedad armoniosa y base de la sociabilidad. La pieza subvierte la representación de la familia católica y conservadora, modelo ideológico del gobierno dictatorial, para desenmascarar su falsa moral. La Nona, monstruo destructivo y metáfora de la Muerte, está en el seno mismo de la familia. Es una tragicomedia.
Se trata de una de las obras más trascendentales del teatro argentino; estrenándose durante un período caracterizado por la inestabilidad política y social en el país. Al contrario de la suerte que han sufrido otras obras escritas bajo algún tipo de censura, “La Nona” supo salvar esa barrera gracias a su estilo simbólico y reflexivo, en el que subyace su carga crítica.
La obra tiene como protagonista a una familia de clase trabajadora y pobre, que no es más que una muestra y ejemplo de la realidad con personajes arquetípicos que representan a toda una sociedad que lucha por salir adelante. El problema de esta familia es la Nona, la abuela, cuyo apetito insaciable obliga a todos los miembros a tener que trabajar más y más, y buscar medidas desesperadas y al límite de la razón para sobrevivir: desde el desmesurado trabajo del padre y cabeza de familia, hasta las más disparatadas ideas del hermano de este. Estas desesperadas soluciones, junto con el personaje de la abuela, crean un ambiente tragicómico, grotesco y casi surrealista y absurdo, que queda expresado en los personajes y estilo de la obra. Son estas acciones, también, una búsqueda de intentar superarse que se contraponen y quedan frustradas por la Nona, con una salud de hierro y un hambre insaciable, que va destruyendo a cada uno de los miembros de su familia
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