Hoy, la sonrisa de varias generaciones se convierte en recuerdo y homenaje: Carlitos Balá, ícono indiscutido del humor infantil argentino, hubiera cumplido 100 años. Nacido un 13 de agosto de 1925, Carlos Salim Balaá Boglich dejó una huella imborrable en el corazón del país con su humor blanco, su ternura inagotable y su capacidad única para conectar con chicos y grandes.
Su carrera abarcó décadas de televisión, cine y teatro, pero también momentos entrañables fuera de los escenarios, como su inolvidable “chupetómetro”, un gesto que ayudó a miles de niños a dejar el chupete con una sonrisa y sin traumas. Con frases como “¿Qué gusto tiene la sal?”, “Un gestito de idea” o el clásico “¡Ea-ea-ea pe-pé!”, Carlitos se volvió parte del vocabulario emocional de millones de familias.
Balá no fue solo un humorista: fue un símbolo de una Argentina que soñaba, reía y buscaba cuidar la inocencia. Su estilo limpio y cercano trascendió modas y generaciones, manteniéndose vigente hasta el final de su vida, en 2022, cuando partió a los 97 años rodeado del cariño popular.
En este centenario, se organizan homenajes, funciones especiales y actividades en escuelas y hospitales para recordar a quien supo dar tanto sin pedir nada a cambio. Porque Carlitos no solo entretenía: educaba con el ejemplo, enseñaba valores y regalaba alegría.
En tiempos donde la infancia necesita más que nunca referentes luminosos, su legado brilla con fuerza. Hoy, más que nunca, podemos decir: ¡Qué gusto tiene la sal! ¡Balá!.
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