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 Jueves 27 de Noviembre de 2025

Una vida de desafíos y pasiones

¿Qué es de la vida de Hugo Saez?

De barrio Acevedo a La Plata, abogado, agricultor y dirigente deportivo, vivió una vida marcada por la amistad, la familia y el espíritu emprendedor, siempre buscando nuevos desafíos y dejando huella en Pergamino.

 

¿Cómo fue su infancia/adolescencia y qué recuerdos o anécdotas tiene de esa etapa?

Quiero destacar antes que nada que me ha tocado vivir una vida colmada de lindas experiencias, tanto en lo personal, como familiar, laboral y social, luchando siempre por nuevos objetivos con un espíritu muy emprendedor.

Nacido en una familia del Barrio Acevedo, Pico y San Lorenzo, frente al buzón tuve una infancia propia de un chico de barrio, creciendo junto a mi hermano Mario, jugando con amigos en la calle (siempre que “la Piba”, una madre muy presente, me dejara) concurrí a la primaria en la escuela Nº 4, que por entonces se llamaba “Bartolomé Mitre”, jugaba a la pelota en el campito de “los Ezcurra” (pegado a la casa de Miguel y Quito Ezcurra).

En esos años, se agrandó la familia con la llegada del “hermanito”, Walter, y yo comencé el secundario en el Colegio Nacional, recorriendo a pie esas 22 cuadras junto a dos compañeros del barrio, Daniel Stamponi, vecino de media cuadra y Mario Castelli que se nos unía un poco más adelante.

Siendo muy joven acompañé a mi papá (Leopoldo) en su actividad comercial como mayorista de panadería y confitería, quien a pesar de mi juventud me permitió participar activamente en su emprendimiento, llegando a realizar corretajes para empresas como Lheritier, Chocolate Bariloche, y la venta de galletitas por mayor.

Finalizado el secundario, en 1966 comencé la etapa universitaria inicialmente en la ciudad Rosario, de manera libre, al mismo tiempo que trabajaba. Al año siguiente hice el servicio militar anticipado en la Policía Federal (donde nos apodaban coreanos) y al regresar en marzo de 1968 me instalé en la ciudad de Santa Fe para completar la carrera.  

Transcurridos tres años, en diciembre de 1970 obtuve el título de abogado, comenzando a ejercer en marzo de 1971 en mi propio estudio. Como anécdota recuerdo que en aquella época había en Pergamino no más de 25 abogados, muchos de ellos abuelos de colegas actuales.

¿Qué lugar ocuparon la amistad y el deporte en su vida?

En lo social era la época de las confiterías bailables (como se las llamaban) Fedra y Fenicia, sin olvidarme del Bowling y de “Corcho´s”, donde concurríamos a diario, formándose lo que llamábamos “la Peña de Corcho´s”, un grupo muy grande al que integramos incluso a nuestras parejas, jugando memorables partidos de futbol bajo las órdenes del profe Cittadini en el recién fundado Club Lucini. 

Recuerdo que luego de recibirme, algunos amigos (Flores,D´Onofrio,Pancho Mirabet, entre otros) me entusiasmaron para correr en Turismo Nacional con una Cupe Fiat que había comprado para uso personal, por lo que rápidamente hubo que ponerse a trabajar, surgiendo la posibilidad de comprarle al equipo Fiat una cupé lista para largar, así que vendí la mía y con la misma plata compré esa unidad y nos largamos a correr el Gran Premio de TN clase C de 1973 acompañado por Oscar Pereyra.  En los años siguientes, ya con la nueva cupe Fiat 125, participé en otros grandes premios y autódromos en un equipo de Buenos Aires, siendo acompañado en el GP de 1974 por Hugo Gangeme. Después se terminó la plata y se terminó para mí el automovilismo.  

¿Cómo conoció a su compañera de vida y qué valores los unieron?

En tanto, ya me había puesto de novio con la mujer que me acompañó en todos los casi 50 años que llevamos juntos, (María del Rosario Colard). Nos casamos en abril de 1981, formando una familia muy linda en la que tuvimos tres hijos (Hernán 43, Víctor 41 y Mariana 39), de quienes estamos muy orgullosos, aunque en realidad yo siempre pensé que es más importante que los hijos estén orgullosos de sus padres que los padres de sus hijos.

En el año 79 junto al “Piojo” Iriarte, el “Gringo” Dinardo, Orlando Altube y otros amigos que se incorporaron luego, como Carlos Scalla, Juan Carlos Fernández, el Chavi Disanto, el “loro” Dinardo, formamos la Subcomisión de fútbol de Douglas, iniciando aquella locura de un Douglas profesional y logrando el ansiado ascenso al Nacional B en 1986 que todos los más mayorcitos recuerdan.

Con algunos amigos de ese grupo aun nos seguimos reuniendo, recordando esa etapa destacada del querido Douglas Haig, siendo inevitable el recuerdo de las innumerables anécdotas del “gringo” y del “piojo”

¿Qué otras actividades realizó?

Años más tarde, al mismo tiempo que ejercía mi profesión, me metí a agricultor, (algo para lo que no había nacido) alquilando algunas parcelas de campo y llegando a trabajar con equipo propio en el sur de Córdoba. Esa experiencia duró algunos años hasta que una época de sequía me despidió de dicha actividad. -

Por entonces, casi llegando el año 2000, mientras concursaba en el Consejo de la Magistratura  para ingresar al fuero penal del Poder Judicial, fui designado miembro del Tribunal de Juzgamiento Disciplinario del Ministerio de Justicia y Seguridad de la Provincia (Tribunal de Ética) razón por la cual nos mudamos con toda la familia a la ciudad de La Plata, donde residimos durante 20 años, y donde me integré a una grupo de amigos muy fanáticos de Estudiantes de La Plata y con quienes yo me agrandaba de ser amigo de Juan Echecopar.

Fue una gran etapa de mi vida que me dejó muchísima experiencia. 

Regresado a Pergamino (la abuela Rosario no quería perderse el nacimiento de los nietos, Bautista y Francesca, hijos de Mariana) retomé el ejercicio profesional junto a mi hijo Víctor, completando más de 53 años de matriculación como abogado. 

Y como no podía de dejar de intentar nuevas metas, comencé a estudiar música y tocar el saxofón, lo que aclaro, no me resulta nada fácil porque era algo para lo que tampoco había nacido.

En los últimos años mi hermano Walter me integró a la tradicional “Peña El Ratón Amazónico”,  cuyos integrantes, en las reuniones de los jueves me han hecho sentir uno más, a pesar que todos son más jóvenes que yo, y por lo que siempre digo “corte con diez menos”.

¿Cree que cumplió todo lo que se planteó o le faltó algo?

En cuanto a la concreción de mis metas, no sé si he logrado concretar todos los objetivos que me propuse, pero todo lo intenté con entusiasmo, con el apoyo de mi esposa, una mujer increíble, y la felicidad de ver a mis hijos desarrollarse en sus actividades, también apoyados por sus parejas. 

 En fin, creo que como escribió Calderón de la Barca “toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son",  siempre hay que intentar, siempre al menos intentar hacerlos realidad.



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